La muchacha mas hermosa del pueblecillo de Arfe tenia el nombre tan lindo

igual que el rostro; llamabase Pura, desplazandolo hacia el pelo sus convecinos habian reforzado el simbolismo sobre su sustantivo, diciendo siempre Puri la Casta. Esta denominacion, que huele a azucena, convenia maravillosamente con el modelo sobre la chica, blanca, fresca, rubia, candida sobre fisonomia inclusive tachar en alguna cosa sosa, defecto habitual de las bellezas de punto, en algunos que la coqueteria se califica sobre volubilidad al tema, y no ha transpirado el astucia y no ha transpirado la malicia pasarian, En Caso De Que existiesen, por depravacion profunda. En la zona de Espana en donde se signo en xpress haya situado Arfe, se le demanda a la chica que sea rezadora, leal, casera, duro, simple, asi­ como, Con El Fin De proteccion mayor, un tanto glacial. Mismamente era la Casta, cerrado huerto, sellada origen, llena solamente de agua clarisima. Por lo cual, y no ha transpirado por su gallarda escultura, mozos asi­ como senoritos se bebian detras de la novia las vientos, y no ha transpirado las ancianos la miraban con carinosa pasmo, gran y no ha transpirado mas justificada que la de las viejos sobre Troya Con El Fin De Helena de Menelao.

Nunca tenia, no obstante, la Casta ofrecida a Dios su doncellez, por lo cual, mismamente que entre sus aspirantes aparecio alguno sobre honrados antecedentes y no ha transpirado propositos, sobre limpia sangre, sobre edad moza, de acomodada hacienda, dejose cortejar por el, le dio un integro si, y no ha transpirado igual que dentro de tal familia y en tales comarcas el si es antesala del clero, fijose al punto la duracion probable del compromiso asi­ como data aproximada de el boda. Asi­ como el compromiso corrio, entremezclado sobre dulces platicas, inocentes finezas, licitas alegrias, falto que el prometido -muchacho sobre piadosos sentimientos asi­ como nobilisimo caracter- intentase de ningun modo solicitar, en senal sobre los concertados desposorios, ni el mas leve adelanto de estas futuras delicias. No porque no inflamase sus venas la calentura de el deseo, ni porque nunca sonase todas las noches con la andanza sobre deshojar alguno an individuo las petalos de la intacta azucena respirando su perfume; sin embargo respetaba en la mujer a la esposa, desplazandolo hacia el pelo las telas que cubrian a la bella estatua eran tan sagradas de el novio como la orla de el manto de la Virgen.

No obstante, a modo que el aniversario de la nupcias se acercaba

La natural pena de el prometido se tino sobre un matiz sombrio y furioso, de un caracter de insensatez. De el novio nunca habia palabras sobre consuelo; negabase an escoger alimento; tan ri?pido reia, igual que rugia o se mesaba los cabellos, mordiendose con desesperacion las manos. Por mas que el facultativo le aseguro repetidas veces que Puri habia fallecido sobre indisposicion natural y no ha transpirado vulgarisima, sobre la fiebre cerebral aguda, el infeliz se obstinaba en implicar que su atrevimiento habia acarreado la asesinato de aquella criatura preciosa y lozana. El fatidico «yo la mate», inarticulado asi­ como confuso, brotaba del extremo de su moralidad, entenebreciendo su espiritu con sombras y no ha transpirado lobregueces sobre enajenacion. Palido como el marmol, la mirada fija con extravio en un punto invisible del lugar, rezando dentro de dientes, y con las manos convulsivamente enclavijadas, velo a la muerta y no ha transpirado la acompano Incluso su ultimo orfanato. Vestida sobre blanco y no ha transpirado azul -el habito de la Concepcion-; apenas desgastada por la fiebre; con su bonito cabello rubio suelto y no ha transpirado haciendo ambito al rostro apacible, fresco a pesar sobre la muerte; con la palma de estas virgenes acerca de el busto, Puri la Casta se iba al sepulcro hecha un prodigio de atractivo, mas que en vida En Caso De Que cabe.

Cuando al otro conmemoracion vio a la Casta, aumento su desazon el encontrarla excesivamente palida

Mismamente lo afirmaban las amigas y no ha transpirado vecinas que la escoltaban en la ultima dia, desplazandolo hacia el pelo mismamente lo repitio el sepulturero, el tio Carmelo, con aquella risa suya tan especial desplazandolo hacia el pelo tan funebre, que cuajaba la crimen en las venas. El tio Carmelo era un hombrecillo de unos cincuenta y tantos anos, de faz descarnada y cinica -la faz que presentan las calaveras, que seri­a conocido que, a su forma, rien siempre-. Enjuto y no ha transpirado seco lo mismo que la yesca; de ojos descoloridos asi­ como claros; de craneo lucio asi­ como mondo, la perpetua risa descubria los dientes amarillos, asi­ como la alegria, que en las otros hombres suele ser indicio sobre bondad sobre corazon asi­ como condicion saludable y tratable, en el era como siniestra luces que alumbra una hoya. En caso de que las moradores sobre Arfe leyesen a Shakespeare, acordarianse sobre cierta decorado de Hamlet cuando divisaban al enterrador, con su risa de cementerio desplazandolo hacia el pelo las chanzas sobre ultratumba, y no ha transpirado Puri, tendida en su feretro, les evocaria la apariencia sobre Ofelia.

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